Título: ¿Por qué a los niños no les gusta ir a la escuela
Subtítulo: Las respuestas de un neurocientífico al funcionamiento de la mente y sus consecuencias en el aula.
Editorial GRAÓ, 275 páginas.
Autor: Daniel T. Willingham
¿Sería capaz de resolver con éxito la siguiente situación?
“En una sala vacía hay una vela, cerillas y una caja de chinchetas. El objetivo es mantener la vela encendida a un metro y medio del suelo. Ha intentado fundir parte de la cera de la base de la vela para pegarla a la pared, pero no ha dado resultado. ¿Cómo se puede mantener la vela encendida metro y medio del suelo sin sujetarla?”
Con este problema comienza el libro y, a partir de él, el autor responde a la pregunta del título con la afirmación de que el cerebro humano no está diseñado para reflexionar y que pensar no se nos da bien a los humanos. Reflexionar es una labor lenta (requiere tiempo), ardua (requiere esfuerzo y dedicación exclusiva) y de resultado incierto (no siempre se obtiene un resultado satisfactorio). Por todo esto, salvando otras circunstancias sociales y emocionales, a los niños no les gusta ir a la escuela.
El autor describe a lo largo del libro 9 principios cognitivos sobre los que se basa el funcionamiento del cerebro cuando el ser humano reflexiona. La gran aportación de este libro es que estos principios se pueden aplicar y reconocer en la realidad diaria de las aulas, es decir, no son principios teóricos ni de aplicación “in vitro”, lejos de la compleja realidad de la escuela. A lo largo de la amena y fácil lectura del libro se plantean cuestiones relevantes y concretas que se pueden reconocer y aplicar en cada aula.
Para explicar cómo las personas aprenden el autor defiende un modelo sencillo, completo y acertado acerca de los procesos mentales que ocurren durante el aprendizaje. Desde mi punto de vista y tras 32 años de docencia estos procesos son muy ajustados a la realidad, muy acertados y muy precisos.
De los 9 principios, 8 están enfocados hacia lo que ocurre en la mente de la persona que quiere aprender algo, el noveno está dirigido hacia la labor del docente. De esta manera se reparte, de manera justa y proporcionada, la responsabilidad sobre el éxito o el fracaso del aprendizaje. Así las cosas, se entiende que es el alumno quien debe poner en práctica, con esfuerzo y dedicación, las estrategias de aprendizaje que le lleven a alcanzar los objetivos planteados. Del mismo modo, se comprende y se evidencia que el docente tiene la responsabilidad de establecer un vínculo positivo con el alumno y de organizar las sesiones de clase de manera eficaz (clara, ordenada y fácilmente comprensible).
En resumen, este es un gran libro; cuya tesis se basa en evidencias científicas y múltiples estudios, escrito con claridad y precisión y que aporta una nueva mirada a lo que debe ocurrir en las aulas para que el cerebro pueda aprender. Es un manual muy recomendable tanto para docentes como para no docentes, para jóvenes en edad escolar como para familias interesadas por entender cómo aprenden sus hijos.